Haga o realice el ejercicio 1
El planchado extremo (también llamado EI) es un deporte extremo en el que la gente lleva tablas de planchar a lugares remotos y plancha prendas de vestir. Según la Oficina de Planchado Extremo, el planchado extremo es “el último deporte de riesgo que combina la emoción de una actividad extrema al aire libre con la satisfacción de una camisa bien planchada”[1].
Algunos de los lugares en los que se han llevado a cabo estas actuaciones son la ladera de una montaña de difícil escalada; un bosque; en una canoa; mientras se esquía o se practica el snowboard; en lo alto de grandes estatuas de bronce; en medio de una calle; bajo el agua; en medio de la autopista M1;[3] a la carrera;[4] mientras se salta en paracaídas;[5] y bajo la capa de hielo de un lago helado.[6] Las actuaciones se han llevado a cabo en solitario o en grupo.
Como el planchado extremo se ha ramificado, las condiciones pueden ganar en actividad extrema. Por ejemplo, se ha desarrollado una rama del planchado que incluye tanto el puenting como la ropa bien planchada. El planchado en puenting es lo que algunos llamarían el colmo de la emoción del planchado extremo[8].
Hacer la forma correcta
Sarah Aguirre es una experta en limpieza con más de 20 años de experiencia en limpieza residencial y comercial. Durante ese tiempo, ha escrito sobre consejos y trucos para la limpieza y la organización del hogar para publicaciones nacionales.
Emily Estep es una bióloga de plantas y verificadora de hechos centrada en las ciencias ambientales. Es licenciada en Periodismo y tiene un máster en Biología Vegetal por la Universidad de Ohio. Emily ha sido correctora y editora en diversos medios de comunicación en línea durante la última década.
Planchar la ropa -de forma correcta- puede ser más difícil de lo que se piensa. Hay muchos tipos de tejidos y ajustes de temperatura diferentes, por no hablar de todas las zonas complicadas como los pliegues, los pliegues, las costuras y los cuellos. A veces, el mero hecho de eliminar las arrugas puede dar un dolor de cabeza a cualquiera. Pero incluso si eres un novato con la plancha, evitar los errores de planchado más comunes te ayudará a asegurar que tu ropa salga estupenda. Algunos de estos consejos empiezan antes de encender la plancha.
La ropa es muy difícil de planchar cuando está completamente seca o sobresecada en la secadora. La ropa sobre-secada se resiste a volver a ser moldeada, que es exactamente lo que es el planchado. Sacar la ropa cuando aún está ligeramente húmeda facilitará mucho el planchado. Si seca la ropa en la secadora, llévela al interior para plancharla cuando no esté del todo seca. Incluso puedes planchar la ropa mojada o húmeda que acaba de salir de la lavadora. Esto funciona especialmente bien con las camisas de vestir y otras prendas de tejido fino. Cuelga las prendas después de plancharlas para que no se arruguen mientras terminan de secarse.
Haz el ejercicio de la página
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Expresiones con make y do
En la era de las ventanas fáciles de abrir, las cerraduras electrónicas de las puertas, las camas que permiten seleccionar la firmeza, e incluso las planchas con múltiples ajustes y de apagado automático, ¿por qué todas las tablas de planchar siguen teniendo un pestillo metálico difícil de encontrar que se atasca y se abre de golpe con un gemido metálico y rasposo?
El propósito de una tabla de planchar no cambiará nunca. Siempre tendrá que desarrugar la tela. Y tiene que adaptarse a nuestra ropa, por lo que su estructura básica seguirá siendo la misma. Pero su facilidad de uso necesita una actualización seria.
No, no en los comandos bíblicos esenciales. Esos nunca cambian. Al igual que una tabla de planchar siempre tendrá que ayudarnos a desarrugar la ropa, las iglesias siempre deben ayudarnos a adorar, aprender y crecer en nuestra fe en Jesús.
Pero algunas iglesias hacen que esos propósitos básicos sean más difíciles de lo necesario. Al igual que el pestillo de la tabla de planchar, el contacto inicial con la iglesia o los cristianos es una experiencia dolorosa para demasiadas personas. En persona y en las redes sociales.
Luego, cuando alguien supera esas barreras iniciales, demasiadas iglesias crujen y gimen al intentar que nos abramos a ellas. En un mundo interconectado, conversacional y de fácil acceso, a menudo levantamos más muros que puentes.
